Ubicada en el Valle Central del país, la capital de Costa Rica fue el hogar de los indígenas huetares hasta la llegada de los españoles en el siglo XVI.
A la gastronomía local se sumaron ingredientes de Europa y África, generando una cocina criolla mestiza, encabezada por tamales; ceviches; gallo pinto (receta nacional de arroz, frijoles, huevos y carne) y casados (platos con ensalada, arroz, frijoles, plátano y algo de proteína).
Rebeca Grynspan, Secretaria General Iberoamericana, asegura que “Costa Rica es más grande de lo que parece”, porque es posible “pasarse la vida descubriendo su historia, cultura y biodiversidad”.
Para conocer la gastronomía local “puede empezar el día con un gallo pinto con tortillas, natilla y una taza de café…disfrutar de un picadillo de verduras con un batido de frutas o un vaso de horchata”. Y nos da sus platillos favoritos: la crema de pejibaye y la ensalada de palmito.