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Además de su arquitectura colonial española y su casco antiguo que es Patrimonio de la Humanidad, de Quito asombra la variedad de cocina criolla, encabezada por el maíz, la yuca, la papa o la quinua; así como el cerdo, la gallina, la res y el singular cuy o conejo de Indias. Las sopas de maní, aguacate o locro son habituales, junto al sancocho con plátano verde, el hornado o el encebollado. Para el postre, casabe (natillas), arroz con leche, prestiños (pestiños) y el chocolate espumoso.

Direcciones seguras son Quitu-Identidad Culinaria, con la “cocina responsable” de Juan Sebastián Pérez, y Pacha Tapas con Identidad, donde Enrique Sempere elabora tapas con ingredientes locales. Uno de los grandes restaurantes del país es Elements, local contemporáneo de Álvaro Reinoso.