Frutas Tropicales

Las frutas llegadas de América no fueron abundantes en los primeros momentos y la mayoría sólo se conocían por referencias de los cronistas; tampoco las que llegaron se aclimataron fácilmente, y las noticias más detalladas que tenemos de aquella época son las de la piña tropical, de la que opinaba Gonzalo Fernández de Oviedo:

“Su perfume es un destilado de todas las frutas más excelentes y sabrosas”. «Es una cosa tan apetitosa e suave, que faltan palabras en este caso para dar al propio su loor en esto”. “Y cuando, después haberla admirado, palpado, olido y saboreado, se la engulle uno, he aqui que estimula el apetito, extingue la sed, y en efecto es muy buena …

Sin embargo estas afirmaciones tan rotundas sobre la piña que vienen de un hombre tan amante de la buena comida, las repite de otras frutas cuando dice de la del mamey que «es la mejor que hay en esta isla Española», y tiene un gusto «presçiosso e cordial», o del «níspero» (munonçapot de Nicaragua) : “esta fructa es la mejor de todas las fructas, a mi juicio. . ., e yo no hallo cosa a que se pueda comparar ni que se le iguale»; también nos dice que cuando pasa del paladar la límpida agua del coco se siente maravillosamente confortado y deleitado. Lo cierto es, que cada fruta que come le parece “la mejor que ha probado en la vida”, bajo este aspecto debemos tomar sus opiniones influidas por su gusto por comer y gozar de todo tipo de sabores; pero realmente tales frutas tardan mucho en ser traídas en una cierta cantidad a España y bastante más en adaptarse para poderlas cultivar aquí.

La piña Originaria de Brasil y Paraguay, se desarrolla en climas calientes y de gran humedad. Esta fruta fue de las primeras que llegaron a España y también a Italia, pues su textura permitía resistir un viaje largo desde América. Además del Rey Fernando, también se sabe que el emperador Carlos tuvo ocasión de probarlas, y aunque no llegó a hacerlo, alabó su aroma. Años después Fernández de Oviedo la elogió hasta tal punto que, dijo, superaba las maravillosas frutas del Rey Fernando de Nápoles, las del duque de Ferrara en el río Po o las de Ludovico el Moro. Estas anécdotas indican el grado de popularidad que alcanzó esta fruta desde el primer momento del descubrimiento, pues ya Colón las cita en su segundo viaje cuando llega a la isla de Guadalupe.

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