El cacao es la semilla de un árbol llamado cacao o quacahualt, que los mayas empezaron a cultivar entre Méjico y Nicaragua muchos años antes de la llegada de los españoles, los indígenas valoraban enormemente sus semillas por sus múltiples cualidades, y en su economía de trueque utilizaban las pepitas de cacao como moneda. Para los aztecas se trataba de un regalo de los dioses recibido a través de Quetzalcoatl, y elaboraban con él una bebida que era patrimonio casi exclusivo de la aristocracia. Su producción se localizaba en México y Centroamérica, principalmente en las actuales Guatemala, Belice, El Salvador y Honduras. Las zonas más húmedas, calidas y sombrías eran el lugar ideal para su cultivo. El cacao de Soconusco y Sonsonate en el Salvador y Guatemala eran los de mejor calidad por su finura, pero también los más delicados de cultivar y con el tiempo fueron sustituidos por otros más resistentes a plagas y enfermedades de los árboles.
También los mexicanos utilizaban las almendras de cacao como moneda y su sistema tenía equivalencias basadas precisamente en los granos de cacao:
Las últimas investigaciones conceden a los olmecas ser los primeros en hacer chocolate del cacao 3000 años AC., y descubrimientos arqueológicos en el norte de Belice revelan que hace 2600 años ya se consumía y, un siglo más tarde, en la zona del río Azul del Petén guatemalteco los mayas guardaban en sus tumbas pequeñas vasijas que habían contenido chocolate.
El chocolate
Sin duda el producto más celebrado de los traídos de América fue el cacao, y más concretamente en su uso como chocolate. La enorme popularidad que alcanzó el chocolate en España fue debido a la fama que alcanzó en el Nuevo Mundo fruto de la afición que por él tenían las damas españolas afincadas en América, que lo consumían a diario, esta costumbre llegó a las peninsulares que no tardaron en imitarlas y el chocolate se convirtió durante el siglo xvii en una autentica pasión.
