El arroz fue uno de los productos que más tardó en extenderse por América, a pesar de que suponía una parte muy importante de la dieta de los españoles en el siglo xvi y de que ya Colón lo llevó en sus barcos en el segundo viaje junto con lentejas y garbanzos, como era habitual en los largos viajes por mar. No se sabe si se trató de plantar en las Antillas pero, en todo caso, si fue así no germinaron. Por esta legumbre muestra un vivo interés el rey Fernando, y así manda que se cuide su siembra en La Española, San Juan y Cuba, mediante una Real Cédula con fecha 10 de diciembre de 1512 dada en Logroño ( «Real Cedula a los oficiales de la Española que serian provechosos los sembrados de arroz») que dice:
Yo envío a mandar al Almirante e jueces e oficiales de La Española, que procuren de hazer enviar a la dicha ysla arroz e debeys le enviar en estos navios que agora an de yr algun arroz que sea muy bueno y baya de manera que no se pierda en el camino porque me an escrito que el trigo que les embiaste se dañó por no yr buen recaudo que me maravillo mucho y debeysle enviar un memorial de la manera que an de sembrar el dicho arroz y procure que se críe y se haga en la dicha isla.
No obstante, a pesar de esto no se conocen plantaciones antiguas en casi ningún lugar de América, aunque sabemos que en ciertas tierras bajas y húmedas se dio con cierta facilidad, sin ser en esta primera etapa, un cultivo importante. El franciscano español Fray Pedro Simón, afirma que en el valle del Magdalena en Colombia hubo siembras en 1580, y en el área de Mariquita (Tolima). En el municipio de Prado se cultivó a finales del siglo xvii y en 1778 lo introdujeron los Jesuitas en San Jerónimo de Antioquia de la actual Colombia.
En el norte el arroz se cultivó por primera vez en 1694 en Carolina del Sur, Estados Unidos, y es en el siglo xviii cuando los españoles lo llevaron definitivamente a Sur América.
